1. Tener en cuenta el contexto y el lugar. Algunas variables importantes son la época del año, el clima, para quién lo estamos preparando, qué sabores le gustan, etcétera.
2. Pensar en el hielo como un ingrediente más del cocktail. El hielo no es simplemente un agregado para enfriarlo. El sabor y la duración del mismo depende mucho. Hay que tener en cuenta su cantidad, tamaño y calidad.
3. Lograr un cocktail que entre por todos los sentidos. Pensar en un concepto, un vaso y una decoración. La vista, olfato, el sabor, el acto y el oído, todos los sentidos se ponen en juego a la hora de realizar y recibir un cocktail. Es importante que cuente una historia. Buscar siempre un balance de sabores y colores.
4. ¿Existe una fórmula mágica? ¡Sí! 2 partes de un destilado + 1 parte de endulzante (puede ser licor, azúcar, miel, entre otros) + 1 parte de un cítrico o un cremoso. No hay dudas de que el resultado va a ser excelente.
5. Agregar un toque propio que lo diferencie. Hay muchos sabores e ingredientes por descubrir. No hay límites, ni frenos cuando se trata de crear un cocktail. Creer en el instinto, buscar ideas y mezclarla con las propias, va a permitir que el cocktail que crees no solo sea perfecto, sino también propio.